Pilotos de Magic Carpet

Stanley Epstein afirma que no es un hombre religioso, pero que la "Operación Alfombra Mágica" (Operation Magic Carpet) "tuvo que haber sido bendecida por Dios pues la posibilidad que la campaña aérea fuera exitosa era bastante remota".

Epstein, piloto y especialista en mantenimiento, se encontraba transportando suministros vía aérea desde Checoslovaquia hacia Israel. Cuando la operación finalizó, fue contratado por Alaska Airlines para ayudar en la Operación Alfombra Mágica. La operación aérea humanitaria transportó más de 40.000 judíos Yemenitas hacia Israel entre fines de 1948 y principios de 1950.

"Contaba la leyenda que ellos serían devueltos a Israel sobre las alas de un águila. El águila con sus alas extendidas que Alaska Airlines pintaba sobre la puerta de cada una de sus aeronaves inspiraba confianza a las personas cuando tenían que subir a los aviones. Estaban viviendo su leyenda y Alaska Airlines les estaba ayudando a cumplir esa leyenda," comentó Epstein en una entrevista telefónica desde su casa en Los Angeles.

yemenitas"Volamos prácticamente en forma continua desde la Nochebuena de 1948 hasta casi un año después y nunca tuvimos ni una sola pérdida de vida humana o una lesión como consecuencia de algún accidente", afirmó Epstein. "Uno de los aviones no alcanzó a llegar a la pista en Asmara; sin embargo, no se incendió aun cuando estaba cargado con barriles de gasolina. Tuvimos unos pocos orificios por disparos de balas. Uno solo de los aviones se vio forzado a aterrizar en territorio hostil al quedarse sin combustible y lo hizo en Puerto Sudán (Egipto). El piloto, (Bob Maguire), le informó a las autoridades del aeropuerto que necesitaba ambulancias en forma inmediata para llevar a sus pasajeros enfermos a un hospital. Al preguntarle la razón, el piloto les respondió que los pasajeros tenían viruela. Como le solicitaron que se marchara en forma inmediata, cargó combustible y despegó".

Existía el peligro que los refugiados judíos e incluso los miembros de la tripulación podrían ser asesinados si aterrizaban en suelo árabe.

"Se necesitaba una abrumadora ayuda humanitaria", relata Epstein. "Habían disturbios en Yemén por la concentración de judíos. Los británicos - quienes controlaban Adén como una de sus colonias - nos presionaban para regresar con nuestros aviones y llevarnos a los refugiados de ese lugar".

Maguire, piloto de Alaska Airlines con un cargo gerencial, fue enviado al Oriente Medio casi a fines de 1948 por el Presidente de la compañía, James Wooten, para iniciar la participación de Alaska en la "Operación Alfombra Mágica".

"Acababa de llegar de Asia donde habíamos empezado una operación de vuelos privados con el gobierno para llevar civiles a Japón", comenta Maguire. "Yo había trabajado con Jim y tenía cierta experiencia administrativa en comparación con los otros pilotos que no tenían. La combinación de experiencia como piloto y administrativo fue por lo que me solicitaron organizar los comienzos de la Operación Alfombra Mágica".

Originalmente, la operación utilizaba sólo aviones y tripulaciones de Alaska Airlines. Sin embargo, como la demanda era tan grande, fué necesario contratar pilotos adicionales -como Epstein- y aviones extra.

"Existía un alto índice de muertes entre los refugiados de los campos quienes además tenían muchos problemas con la población árabe", afirmó Maguire en una reciente entrevista telefónica desde su casa en Ventura, California. "Fue necesario realizar una operación que hubiera sido ilegal bajo las reglas de aviación norteamericana para trasladar toda esa cantidad de personas".

c46Epstein destacó que un avión C-46 transportaba 76 pasajeros en cada viaje, aproximadamente 30 pasajeros más de lo autorizado en base al peso promedio de cada pasajero y al número de salidas de la aeronave. Los aviones DC-4, autorizados a transportar 60 pasajeros, estaban, por el contrario, volando con 150 Judíos Yemenitas.

"Las autoridades de nuestro gobierno se hicieron presentes y vieron que esta era una situación de emergencia y nos autorizaron a iniciar la operación que trasladaría a las personas," comenta Maguire.

"Además, los pilotos volaban distancias más largas que las permitidas en EE. UU. Las tareas de mantenimiento eran difíciles y los aviones volaban durante muchas más horas que sus usuales cronogramas de servicio", afirma Maguire. "Pero hay que recordar, que la situación era tensa y el tiempo era clave".

"Volaba entre 270 y 300 horas por mes", cuenta Maguire. "En casa, no hubiera sido capaz de volar más de 90 horas por mes. El combustible también era un gran problema. Israel no tenía suficiente. Teníamos que comprárselo a los británicos en Asmara y cargábamos suficiente en ese lugar como para ir a buscar a nuestros pasajeros en Adén, transportarlos hasta Israel y luego volver."

Aunque la operación fue exitosa, tuvo un grave efecto en Maguire. "Perdí mi licencia de piloto al regresar un año y medio después por razones de salud", comentó. "El doctor era uno de mis viejos amigos, un cirujano aeronáutico. Me dijo que no podía autorizarme a seguir volando por razones de salud y seguridad. Tenía problemas cardíacos y no supe hasta mucho tiempo después que había ciertos parásitos en el agua donde nadábamos en Adén que contribuyeron a originar el problema, y fue ahí donde todo empezó".

Epstein cuenta que a cada paso surgían peligros y obstáculos logísticos que debían superarse. Sin embargo, la situación apremiante de los judíos era lo que impulsaba a todos a seguir adelante. "Para los voluntarios de habla inglesa en Israel, la historia de los judíos de Yemen era otra historia sorprendente en la tarea de reunión del pueblo judío en su madre patria. Si existía una sola razón compartida por todo el personal de tripulación de los vuelos y otros voluntarios de habla inglesa, era el sentimiento del 'nunca más' luego de que la prensa y otros medios de noticias revelaran las dramáticas historias del Holocausto".